
Nunca había podido entender bien cómo era que mis letras de pronto tomaban vuelo y se dirigían hacía la persona que las escribía. Era un momento extraño de desprendimiento, y justo como Ícaro, morían todas ellas quemadas por la proximidad al calor. Y era irónico, siempre creí que así como sentía, era lo correcto cuando le escribías a la persona que dictaba el corazón.
Y de pronto sucede, que pasan dos veranos y ya te enseñan el mundo e incluso el misterio del universo en tan sólo unos segundos. Y de pronto sabes, por qué todo lo demás no tenía sentido alguno. Y de pronto está ahí Ícaro con sus alas intactas abrazando el Sol.
Eso me hacía ella, ella me había dado todo aquello que jamás pedí, ese secreto que nunca quise compartir ella me lo daba al ser mi cómplice y mirarme a los ojos, al mirarme y sellar todo con una promesa de un día más.
Así, súbitamente ya no podía escribir para nadie más, ya no podía evocar una palabra una rima una conjugación, como ella dice, ni una conjunción que no llevase su nombre, su apellido, su sonrisa, su mirada o sus ojos. Que tuviese una pequeña parte del todo que la conforma, alguna palabra que lograra rozarle con delicadeza alguno de los espirales en su cabeza.
Ya no podía ser, ya no quería que fuera de ninguna forma y era divino, era perfecto. Le escribía cuando le servía su té por la mañana o inclusive cuando caía la noche y la taza de té más bien era mi taza de café acompañándome a extrañarla dormir en mis brazos. Le escribía cuando besaba cuando tenía sus lunares cósmicos entre mi boca, le escribía hasta cuando se enojaba, pero sobre todo cuando estaba triste, porque me gustaba creer que mis palabras la curaban despacio hasta que yo recorría aquel camino para poder tenerla entre mis brazos.
Y eso hago ahora, la intento curar despacito como mis besos en el cuello que luego la hacen reír, como mis manos en su ombligo. Como hace apenas unas horas que la cobijé al dormir y besé sus sueños, ella, simplemente estaba ahí, sonriéndome, siendo feliz, plena, amándonos. Siendo nuestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario