13 noviembre 2014

La cita a la que no llegaste

Ahí estaba yo, de nuevo, esperando por esa cita no programada. Me senté justo enfrente de esa banca donde semanas antes la había esperado para conocerla por primera vez.

Me senté y respire la tarde un segundo, y luego esperé, y pasaron las horas y los minutos de forma atrabancada, pasaron las personas y sus historias de una forma un poco más lenta y uno por uno, como desfile de estrellas en el universo. 

Paso la vida y jo le extrañe tanto como al principio, pues ahora no ibas a llegar con tu infinito de personalidades a robarme para llevarnos al jardín, no, esta vez eso no iba a pasar.

Pero seguí esperándote, toda nuestra historia se reducía a aquel sitio, donde te conocí, donde nos enojamos, donde nos amamos y hasta donde nos besamos. Te esperé y te esperé, no llegaste a ese encuentro que no planeamos.

Después de todo cómo ibas tú a saber que yo te había citado ahí, claro te lo conté en sueños, pero ese era el problema, últimamente ya no soñábamos lo mismo a pesar de que dormíamos al mismo tiempo. 

Cómo ibas tú a saber que yo te esperaba, justo como he hecho toda mi vida... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario