Me caíamos bien cuando nos queríamos, cuando existían esas ganas de estar al lado del otro. Intenté buscar la respuesta a tanto sufrimiento, intenté y de verdad que traté, ver las cosas desde un punto medio, equilibrar la balanza con el peso de mi amor por ella. Regresé al punto de partida, quizá pretendiendo saber si íbamos bien... Pretendiendo que no nos habíamos perdido ya en una curva inesperada...
"¿Qué estamos haciendo?", le pregunté mientras me clavaba su hermosa y casi perfecta pupila verde infinito con hermosas estrellas fugaces anaranjadas justo en el centro de mis ganas de vivir. Esta vez todo era distinto, no me miraban aquellas estrellas incendiadas en el torbellino del placer ni mucho menos sus ojos se me tornaban azules con el filo de la dulzura que provocaba nuestro amor... Jamás esperé una respuesta a aquel cuestionamiento de mi inconsciente, imaginaba que aquella pregunta simplemente era retórica, de aquellas balas de salva que lanzas sin intención de herir a nadie. Recuerdo haber sentido que moría, cuando ella curveó la línea perfecta de su voz para sencillamente decirme, "Nos estamos perdiendo, eso justo hacemos..." mi corazón juro que se detuvo, mis ganas de ir y venir por la calle colgado de su mano, acurrucarme justo sobre su pecho, ser confidente de los secretos que me balbuceaba su corazón, no podría creer que en verdad estaba perdiendo aquello que tanto amaba, aquello que para mí significaba algo... Lo que siempre pensé que significaba para ambos...
Tal vez esa escena simplemente se reducía a los fragmentos de vida que no supe darle, y es que debo aceptarlo, no soy perfecto y probablemente tampoco perfectible como se dice, simplemente soy lo que nadie necesita y que pienso que alguien quiere. Soy lo que no tengo lo que no demuestro, tal vez soy los "no" en vez de ser los "porqué". Quizá, aunque su sonrisa aterrada al dejar el apartamento aquella tarde lluviosa, no fue la sonrisa de desesperanza que realmente esperaba. Era la sonrisa que siempre temí, la que esconde aquella simple frase asesina, "¿Por qué te conocí?".