19 mayo 2013

Ella


Me pregunté tantas cosas aquella noche, me preguntaba si aquel sueño había sido un elixir revelador o si esa verdad tan simple se había escondido al fondo de mi bolsillo.

Mientras la miraba bailar, me preguntaba si quizá sólo era el reflejo de todo aquello que jamás tuve el valor de intentar ser, o quizá en ella veía todo aquello que jamás busqué, pero quizá sería lo que más feliz me haría.

Recuerdo que entre hielo seco y música, música que ya no recuerdo el estilo, me encantaba ver las sonrisas que se le escapaban e iban a dar directo a mi corazón, sus ojos tan brillantes y abismales, aún no entiendo qué fue lo que me hizo deshacerme por ella.

Toda la noche pensé en halagar esos detalles que me hacían encontrarla magnífica, pero pensé que eran tan obvios que me vería ingenuo al si quiera mencionarlos. Así que dejé que el tiempo pasara y para cuando miré el reloj nuevamente, ya estaba en casa preguntándome por qué jamás le hablé de lo que necesitaba decirle, por que no le hablé del exquisito misterio que se posa en su sonrisa y la magia escondida en su mechón de cabello cayendo con dulzura sobre sus ojos, por qué siempre que intenté decirle algo, de mi boca salían tantas palabras sin sentido... Olvidé decirle que, sencillamente, era misteriosamente hermosa...