27 septiembre 2012

Mi último recuerdo


Estoy tan cansado ya, de escribirte con grafito, pincel, tinta... Estoy cansado de escribir una y otra vez para mí, cómo te conocí. La forma tan exquisita o mágica en que llegaste a mi vida, a salvarme, enseñarme tantas cosas...
No, por favor déjame continuar, sé que piensas que exagero y que no hiciste nada. Pero permíteme contarte, contarme, contarnos, lo que en realidad sucedió, lo que en muchas noches, como esta por ejemplo, anhelo que suceda de nuevo...
Llegaste no sé cómo ni en dónde, llegaste cuando no lo deseaba pero lo necesitaba, cuando mi tic tac estaba por detenerse sin que me hubiera percatado. Una noche de Febrero te di acceso total a mi corazón. Te colaste de entre las hendiduras, te filtraste como libre rocío al amanecer, diminutas gotas que fueron saciando mi sed de vivir. Te convertiste en mi diario vivir, mi poesía a término medio rociada con gotas de miel y dos almendras...
Hace mucho tiempo que esto nos pasó a los dos, aquel momento de la vida en que podíamos jurar que, en la distancia, cada cual escuchaba los gritos de auxilio, las membranas suplicando por saciar la necesidad del otro. O cuando bebíamos copas de anochecer bajo las pizcas de poesía que nos dábamos de comer en la boca. ¿Recuerdas todo aquel tiempo nuestro?
Ahh, hoy me haces tanta falta, y es que cuando mi vida toma cierta dirección empiezo por asustarme, ya me conoces, y después me emociono, pero al final, siempre me da miedo moverme de donde estoy. De este sitio donde me viste por última vez, y es que tengo pánico de que quizá algún día regreses, y yo no siga aquí, esperándonos con miles de hojas en blanco...
Probablemente la vida no nos dé de nuevo esa oportunidad que tiempo atrás tuvimos a manos llenas, quizá no lo haga, o quizá tú no nos la quieras regresar...
Supongo que jamás entenderé la razón de tu partida, jamás entenderé si fue que te cansaste, si acaso no estabas dispuesta a dejarlo todo por amor, por nuestra locura compartida, como solíamos decirle. No creo que fuese falta de entusiasmo por que recuerdo nuestras promesas de conquistar cada rincón del mundo, incluso de nuestro cuarto contigo, mi último recuerdo del infinito aún es contigo...
Está noche estoy sencillamente cansado, no me mal entiendas, jamás será sobre ti. Esta noche simplemente estoy cansado de escribirte, de intentar llamarte y colgar, de intentar llegar a ti y sentir que mis brazos aún son demasiado cortos para si quiera sostener tu recuerdo. Estoy cansado de gritar en el insomnio de mi vida tu tan perfumado nombre. Estoy agotado de intentar escribir cuánto aún te necesito en este papel afilado de nuestro pasado. Estoy harto de sangrar mis dedos sin obtener de ti, ni una sonrisa de cortesía...