Desde que te conocí y me enseñaste a amarte, desde ese día entendí que el infinito era nuestro, que si acaso existía algo que desconociéramos, sería aquello que descubriríamos juntos. Tú y yo tomados de la mano.
Existió un tiempo en que fui tan feliz que ni siquiera podía dimensionar lo que por ti sentía, la interminable sensación de satisfacción que se concebía en mi corazón... Pasó el tiempo y ahora que en exceso se nos ha adelantado, entiendo que, por primera vez fui enteramente feliz, tan feliz que no pude acurrucar aquel néctar entre mis manos para beberlo despacio. Me emborrache de melancolía y sencillamente postergue lo que habíamos logrado construir, arrinconé tus redondos ojos azules, mis cientos de versos mal rimados para ti, probablemente, nos sentencié a lo que vivimos hoy.
¿Recuerdas aquellos instantes placenteros que vivimos soñandonos despiertos? Después de eso, recuerdo bien que sencillamente desapareciste ¿o te hice desaparecer? Al dejar de creer en lo que podíamos alcanzar, dude de los dos ¿acaso?
Tal vez sea tarde para decirlo pero, te amo. Me fue necesario soñarte en sueños para entender que, simplemente no se trataba de lógica, precisión o matemática... Tal sólo era entender que eras el amor de mi vida, que tus ojos de múltiples destellos azules, eran el espejo por el cual, día tras día me tendría que ver despeinado y con la baba escurrida a despertar.
Una carta cada 20 de Febrero, eso era lo que recibí de ti por mucho tiempo, a cambio te he dedicado todos mis 11 de Junio tan sólo para ti. A pesar de la distancia tan asesina que hemos tenido que cargar, jamás dejé de escribir para ti, de dedicarte cada uno de mis suspiros, de mis pensamientos...
129 cartas de amor, claro que no estoy contando las que a diario escribe mi corazón, pero que mis manos, sencillamente no logran enviar... 129 veces que nos estremecimos...
Es tan difícil esto de escribir la carta 130, la carta del adiós, es complicado entender, mejor dicho, hacerle entender a mi corazón que, es momento de la desintoxicación, es momento de dejar de lado el insomnio idílico, sólo es momento de dejar ir más de la mitad de mi propio corazón...